21 de Noviembre 2005

Torpedo en prosa

Prólogo para la inminente edición de relatos de Torpedo 1936, de Enrique S. Abulí.

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1936
Un prelátogo de Cels Piñol

Acabo de colgar el teléfono. He llamado a la librería Negra y Criminal, Barcelona, un reducto de tienda de barrio con glamour, uno de esos lugares donde todavía habitan los espíritus de la celulosa, la tinta, el humo y el café que ya sólo se encuentran entre las teclas de las viejas Underwood o en lugares como éste (espíritus en forma de casquillos de bala, porque la tienda está especilizada en género negro).

Había recibido una de sus newsletter en la que anunciaban la visita del escritor Dennis Lehane y ofrecían la posibilidad de que el autor autografiara y dedicara un libro.
Fetiche a la vista.
Le encargué al librero una copia dedicada de Plegarias en la noche para mí y otra de Shutter Island para mi amiga y compañera de lecturas Laura Sánchez (que es una mujer perfecta porque, además de todos sus encantos femeninos y sus virtudes como híbrido entre humano y extraterrestre, y digo extraterrestre porque es la única persona viva de su edad que ha decidido no tener televisión en casa; pues es perfecta, como decía, porque le encanta la novela negra; no le hacen falta guías de viaje para hacer turismo: puede moverse con total libertad por Edimburgo o Los Angeles, porque se ha recorrido ambas ciudades de arriba a abajo, y otras muchas, de la mano de Ian Rankin y James Ellroy).

Mi compañera de trabajo, Rut (a la que pienso arrancar de las páginas de Paul Auster para que se ensucie el alma con los libros de Andrew Vachss) me ha visto colgar un poco decepcionado porque, en el fondo, como buen fan, me hubiera gustado intercambiar unas palabras con Lehane. Rut me dice: “¿por qué no vas?”. Y yo contesto que porque me toca hacer de canguro de una niña con la capacidad destructiva de Al Capone, que extorsiona en callejones oscuros a su padre cuando quiere un Petit Suïsse, y creo que su padre soy yo porque encima del ring muestra unos ganchos de derecha muy parecidos a los míos.

Pero esto es un prólogo que, además de los paréntesis recurrentes, está envuelto por la serie negra, así que imaginemos a un poli que repite la pregunta de Rut, desabrochándose la corbata, deslumbrándome con una lámpara: “¿Por qué no vas?”

Pues porque me quedo cortado delante de los autores por los que siento algún tipo de admiración. Luego me acostumbro, me relajo. Pero en eso tres minutos iniciales, y quizás, únicos, siempre me acuerdo del segundo autógrafo que he pedido en mi vida: Enrique S. Abulí.

Creo que fue en 1936. Un año de cosecha roja. Siempre es 1936 en Torpedo. Y si no lo era, Abulí y Bernet (y Alex Toth) te hacían retroceder hasta ese año con una facilidad pasmosa.
Me acompañaba otro sospechoso de leer novela no sacra, Antonio Valverde. Éramos los primeros de la cola en la librería Tótem, o Makoki, Barcelona. Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet se disponían a firmar ejemplares del primer álbum recopilatorio de Torpedo 1936.
Todavía es pronto, así que hay poca gente en la cola, pero los autores también han llegado. Se han sentado en taburetes, al fondo, de cara a la puerta, como debe ser. Les miramos pero no nos atrevemos a acercarnos. Ellos son AUTORES; nosotros somos pulgas que van creciendo a la sombra de un dios menor con un nombre que ya de por sí empequeñece al resto de editores y que todavía hoy se pronuncia con respeto y admiración: Toutain.
No sé vosotros, pero yo pienso en el nombre de Toutain y por detrás siempre suenan truenos o tambores épicos. No sé, es como decir que esta tarde sales de pesca con el jefe por el Lago Tahoe, y que seguramente te pedirá que abras una oficina de Selecciones Ilustradas en Las Vegas… Y el jefe imponía, ¿sabes? Que no te pillara echando los tejos a su hija o intentando confraternizar con los Martínez Tataglia, o lo próximo que pescarían en el lago sería tu cadáver.

El propietario de la tienda, Felipe (siempre le busqué cuatro cables saliéndole de la cabeza) nos dijo: “Hey, pasmarotes, podéis hablar con ellos si queréis. Que no muerden”. Y yo pensaba: “Jo, pues con lo que publican, como mínimo creo que te podrían pegar un tiro en la rodilla”.

Abulí y Bernet fueron muy amables. Aprendí que siempre hay que ser amable con los fans que han aguantado en una cola para pedirte un simple garabato, para charlar contigo, para lo que sea... Nos dedicaron los álbumes, nos dibujaron personajes, se rieron un rato con nosotros y me fui de allí un poco más seguro de mí mismo, aunque casi me equivoco al darle mi nombre y todavía no sé por qué demonios le pedí que me dibujara un Rascal si lo que yo quería era a Torpedo con una chica...

Todavía hoy, cuando el genio Jordi Bernet y yo charlamos en una convención, cuando te da esos apretones de mano al viejo estilo Luca Brassi, joder, me quedo como paralizado y me siento como si tuviera cola de gente detrás de mí que están esperando para verle y tuviera sólo un minuto para arrancarle el secreto del acero: “Jordi, ¿cómo lo haces para que salga tanto arte de una plumilla?”

Creo que fue ese mismo año 1936 cuando, gracias a Luca Torelli, se despertó mi pasión adolescente por la novela negra clásica (que llegó como el séptimo de caballería, cuando ya me estaban saliendo escamas de tanto leer a Lovecraft) y, debajo de las escamas, empezaba a emerger cierto interés por escribir y dibujar cómics.

Aparte de las clases de cómo dibujar cómics que se publicaban en los cómics de Toutain, ¿a quién se podría preguntar por el tema? No sabía de ninguna escuela de guionistas de cómics. ¿Qué tal si le pido una guía práctica a algún profesional? Errrr, ¿he conocido últimamente a algún guionista simpático dispuesto a perder algo de su valioso tiempo en un novato recién llegado a Ellis Island? Mmmm, mira por dónde. Aquel señor... Parecía agradable... Y es un tipo al que admiro.

Me armé con el encanto sacado de las películas de Lou Harper localicé al guionista, le escribí una carta donde le preguntaba cosillas técnicas, curiosidades, temas de proyección laboral, y donde le sugería mi primera fan fiction: 1942, Torpedo y Rascal, obligados todavía a tratar con los bajos fondos para salir adelante, la cagan durante un golpe y hacen cabrear a un capo local, mucho más joven que ellos pero mucho más cabrón y poderoso; ambos deben escapar en plan Con faldas y a lo loco, pero, sin querer, los embarcan hacia Europa en pleno conflicto bélico, donde la arman en plan Los violentos de Kelly. Luca extorsionaba a medio barco, había unos cuantos capítulos de Torelli en la 2ª Guerra Mundial (al que utilizan como enlace con la Mafia durante la invasión de Sicilia) y todo terminaba con Rascal haciéndose pasar por General y ayudando a Torpedo a vengarse del capo que les obligó a salir por patas de los USA y que ahora ha sido movilizado y forma parte de la División 101, con algunos de sus matones... El ajuste de cuentas llegaba en Bastogne, en plena Batalla de las Ardenas.

Dos semanas después, contra todo pronóstico, Enrique Sánchez Abulí, uno de los guionistas más importantes que han dado a luz estas tierras, CONTESTÓ.

En una carta que comenzaba “Barcelona a tantos de tantos”, Abulí me lo explicaba todo acerca del proceso para guionizar un cómic, me incluyó dos muestras de guiones de Torpedo, firmados y dedicados, y un enorme dibujo de Torpedo a cargo de Bernet.

Todavía lo conservo.

Años después, muchos, cuando ya corría el año 1936, me encontraba en Granada, en una de esas reuniones fraternales organizadas por el tito Casasola, donde los profesionales del mundo del cómic iban para hablar en cónclave, comer pasta, charlar sobre el funcionamiento de los casinos, cotillear sobre la capacidad para liderar a los Soprano que pueda tener (o no) un tipo con problemas de sobrepeso y que visita al psicólogo, compartir información sobre los excesos etílicos y de mobbing gangsterígeno de Don Florentino Uraño en la costa Este y, en definitiva, contagiar el amor por los tebeos.

Allí, Casasola me (re)presentó a Abulí, el cual no se acordaba de haberme contestado la carta allá por el año treinta y seis. Pasamos una velada de lo más divertida. Abulí era una fuente inagotable de anécdotas. Un ser encantador. Seguro que si le disparabas, sangraba ingenio.

Por aquel entonces, Torpedo, la historia de un gángster impecablemente vestido, especialista en juegos de palabras, de alma negra y criminal, sin escrúpulos, sin remordimientos, sin perdón de Dios, ya había sido editada y reeditada en revistas y en álbumes, había pasado del cómic a la animación y al teatro, incluso había anunciado bebidas alcohólicas… y, aquí y allá, en magazines, en pulps, en ráfagas, se habían editado unos relatos cortos ingeniosos y directos a la cabeza, como un buen tiro de gracia.

Le dije: “Maestro, esos relatos hay que recopilarlos en un libro”. Y el contestó: “Hágase la luz”. Y comulgamos con un chupito de algo subido de grados.

Pero las guerras entre bandas y las comparecencias ante el senado fueron aplazando la entrada de Luca Torelli en un formato que dignificaría todavía más su conocida imagen del gángster de la triste figura, hasta que hace poco, en el año 1936, la idea llegó a manos de un consigliori que, con más medios, más influencia política y menos reparos en transportar cabezas de caballo en el maletero del coche, decidió apostar por recopilar estos apuntes biográficos de época en prosa pura y dura.

Enrique Sánchez Abulí, genio de las palabras, contador de historias, padrino, ha retratado como nadie los bajos fondos, disparando con una recortada verbal contra el género negro, abriendo heridas que ningún matasanos de esta profesión podría imitar.
Las ideas, el humor, los diálogos, las situaciones, fluyen en Abulí como balas en el tambor de un revólver.

Pura poesía del calibre treinta y ocho.

Para acabar de definir a Enrique, lo mejor es recordar lo que se dijo de él creo que en el año 1936, después de aquel malogrado incidente entre irlandeses e italianos: “El viejo sigue siendo un artista con la Thompson”.

Escrito por Cels McClane a las 21 de Noviembre 2005 a las 10:46 AM
Comentarios

Es el mejor prelátogo que he leído jamás. Aún recuerdo cuando, en 1936, solía coger esos libros de prelátogos tan fantasticos de Buick Chesterton o Rouald Pendelton y recorría las calles de Mendeltown o SouthGlads, repletas de matones a sueldo comiendo spaguetti en un bar donde la luz siempre tililaba, removidas las conciencias a golpe de tacos de billar,mientras sonaba la música desgarrada de Joe "manos limpias"; Several Marc siempre decía: "Aquí puedes ir al fondo del Charmriver con los pies atados en spaguetti si no saludas al viejo Thomas, nene"... Aunque jamás ocurriera, y sin embargo, cuantos recuerdos...

Creo que leeré el libro. Es como un trailer bien hecho. La información necesaria.

Gracias.

Escrito por: Alias a las 21 de Noviembre 2005 a las 12:35 PM

Un texto cojonudo, sí señor. :O)

Pero lo más sorprendente es que... ¡no has hecho publicidad de Fanhunter! XD

Escrito por: Shimart a las 21 de Noviembre 2005 a las 12:47 PM

...somos mas o menos de la misma quinta, Cels, y me identifico con lo que cuentas. Yo descubri el comic para adultos con Torpedo y de hecho cuando fui a Barcelona por primera vez para un salon del comic mi objetivo fundamental era poder conseguir un autografo de mis admirados abuli y bernet...

Consegui un par de dibujos de bernet que me hizo en sendos albumes de Torpedo, charle con el, le pregunte por abuli, me dijo que andaba por ahi y que si le veia y queria que me firmase los albumes que se lo dijese que era un tipo muy accesible y me los firmaria sin problemas a lo que añadio con una sonrisa que me iba a estropear sus dibujos, era en la epoca en la que todavia no habian entrado en pleitos y demas... El caso es que mientras paseaba por el salon le vi, vi a abuli paseando, me temblaban las piernas... me atrevi a pedirle su firma y muy amablemente me dedico los albumes... que recuerdos...

La pena es que no vayamos a poder volver a ver mas albumes de Torpedo... ojala estos dos grandes maestros hagan las paces algun dia...

Saludetes.

P.D.:Desde luego tu idea de guion para Torpedo era de lo mas ingeniosa, no me sorprende que te respondiesen y te premiasen con tan valiosos trofeos...

Escrito por: Diego Hervás a las 21 de Noviembre 2005 a las 04:07 PM

Uau peazo texto tas currado tu solete jajaja

Para cuadno tendras acabada la novela Cels?

La espero con impaciencia, FH: herencia me gusto muchisimo.

Que vaya bien por Sevilla y Madrid :)

Un fantabuloso saludote

Escrito por: Xarly_Black a las 22 de Noviembre 2005 a las 02:53 PM

Y que sepas que tu tambien has sido muy simpatico conmigo (un fan mas) cuando me firmaste el salon del manga. Espero que sigas asi y no cambies.

Un fantabuloso saludote

Escrito por: Xarly_Black a las 23 de Noviembre 2005 a las 07:35 PM

ya es sabado 24... y ya tengo un poster firmado por cels!!!!

diox me lo pase genial ayer en la conferencia, a ver si vienes mas a menudo cels.
por cierto te dije que te mandaria una novela que estoy escribiendo de outfan... pero no se como mandartela.
la estoy escribiendo por episodios divididos en ocho capitulos cada uno.
por ahora llevo dos episodios pero solo uno pasado a ordenador (es que escribo en las horas de clase... me concentro mas XD).
¿QUE HAGO PARA MANDARTELO? ¿lo voy colgando por capitulos aqui en los comentarios? responde cuando vuelvas de esta bonita ciudad llamada sevilla. xao y vuelve por aki siempre que quieras... aunke no se si ya te has ido, te buscare hoy desesperadamente por el salon... quizas tenga suerte...

P.D: soy el que te dio la idea de matarnos a todos congelados. la verdad es que tampoco estaria mal que incorporases a una resistencia sevillana jeje. ya que esta todo helado podrian luchar contra la cosa-macute. mmmm... makradi.

Escrito por: vicent mcloud a las 26 de Noviembre 2005 a las 12:46 PM
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