Captain's Weblog

En las montañas de la locura

Introducción de FANTOM TOWN 2.

EL CORREO DEL POPU

No estoy loco.
Ahora que eso ha quedado claro, os diré que supe por primera vez que algo estaba cambiando en nuestra realidad a través de una canción de Dire Straits.

Me explico.
En 1984 se editó uno de los mejores discos en directo de la historia, Alchemy, de Dire Straits. En la canción Romeo and Juliet, entre las estrofas "All I do is keep the beat, the band company" y "Now all I do is kiss you through the bars of a rhyme", Mark Knofler chasqueaba los dedos.
¡Snap!

Una tarde de verano me había puesto a ordenar mi colección de cómics del Sargento Rock y decidí desempolvar el vinilo del Alchemy.

Mark Knofler no chasqueaba los dedos en Romeo y Juliet.

Lo atribuí a un "salto" del disco, así que, para salir de dudas, pinché el doble CD. Nadie chasquea los dedos en todo el concierto.
Subí al trastero. Encontré un VHS con los vídeos de la época Brothers in Arms, aproximadamente. Ni en el concierto de Mandela de 1988 ni en el de la BBC de 1991 Mark Knofler chasqueaba los dedos (conciertos donde, la verdad, la inclusión en la banda del saxo estropeaba la mayoría de canciones).

En YouTube, nada, no "snap".

Ante la lógica paranoia, contacté con amigos melómanos, revistas de música y clubs de fans. NADIE había escuchado a Mark Knofler chasquear los dedos en Romeo and Juliet. Algo que formaba parte del anecdotario del pop internacional acababa de convertirse en leyenda urbana, en una posible invención mía, en un mito como el disparo que, según dicen, se escucha en pleno crescendo de la canción Child in time en el Made in Japan de Deep Purple (1972).

Así supe que algo estaba cambiando a nuestro alrededor, a veces a nivel subliminal, y mis sospechas se confirmaron cuando empezaron los disturbios en el sur de Europa, cuando un partido como el F.E. llegó al poder, cuando empezaron a recortarse las libertades y, sobre todo, cuando llegó la epidemia de sordera que afectó a músicos, compositores y disc-jockeys, momento en el que pasé a formar parte de La Resistencia...

Luego llegó Alejo, y todo se desmadró.
Y fue entonces cuando supe que él estaba manipulando nuestra percepción de la realidad.

Otro ejemplo.
En los años '60 y '70, la gente estaba flipada con los OVNIS. Se sucedían los avistamientos, se publicaban libros, revistas y fascículos coleccionables. Se emitían series de televisión y, entre los adultos, el fenómeno UFO se convirtió en tema de tertulia recurrente. ¿Quién no recuerda al profesor Jiménez del Oso y su programa La puerta del misterio; los kilómetros recorridos por J. J. Benítez tras los OVNIS; y los alucinantes (o alucinados) libros de Erich Von Däniken?

La gente, sobre todo los inyectorados, atribuyen todo aquello a una moda pasajera, a una histeria colectiva, a la sugestión y al exceso del consumo de todo tipo de subcultura cienciaficcionera durante los '50.

Nada de eso.
Después de contrastar mis investigaciones con otros estudiosos, he llegado a la conclusión de que los OVNIS simplemente dejaron de visitarnos. Así de claro.
Es más: no recibíamos visitas del espacio exterior porque ALGO les asustaba.
Y coincide, en fechas, con la época en la que Alejo comenzó a manifestarse en nuestro Planeta.

Chorrada o no, cuando analicemos los hechos desde una perspectiva histórica, el tiempo me dará la razón.

Durante esta época convulsa, cuando lo real y lo manipulado se mezcla con descaro, los santuarios como Fantom Town son una bendición.
Fundado en el siglo XIX por la bruja Tituba para poner a salvo a los niños afectados por los juicios de Salem y de la posterior Cacería de Bichos llevada a cabo por el reverendo Henry Kane, el pequeño pueblo situado en un plano paralelo, entre Castle Rock y el desfiladero que recorre los picos de Twin Peaks, ha salvado de la esclavitud y la muerte a muchos, muchísimos, "seres especiales".

Fantom Town acoge a niños durante tiempos de guerra: las vampiros desplazados durante la guerra de los Balcanes en los '90 del siglo pasado; las momias expulsadas de sus confortables tumbas durante el picnic egipcio de Napoléon Bonaparte en 1798; los animales con aspecto humanoide que tuvieron que abandonar sus islas del pacífico durante la Segunda Guerra Mundial...

Este refugio sirve también como punto de encuentro para personas que creen que otro mundo es posible, o que, por alguna razón, como yo, han detectado que algo terrible pasa a nuestro alrededor y, al intentar hacer algo para solucionarlo, se convierten en insurrectos.

Y somos más de los que creía.
Hace algún tiempo, leyendo El correo del Popu, la sección de cartas de la revista musical Popular 1, descubrí la misiva de una lectora que, apasionada, defendía su teoría de que alguien había manipulado grabaciones musicales porque "ha desaparecido un chasqueo de dedos en una canción de Dire Straits".

Conseguí contactar con esa persona, poniendo incluso mi vida en riesgo, como los iluminados de Encuentros en la tercera fase, pero en busca de un fonograma en lugar de una montaña; la encontré, y actualmente es mi pareja, con la que he tenido una hermosa niña, medio primigenia medio hada, que entrará este año en Fantom Town, curso P3, en plena contienda Europea.

Mi compañera y yo vemos más allá de la realidad oficial, y nos atemoriza descubrir qué más habrá cambiado, qué otros aspectos de nuestro mundo se nos han impuesto inconscientemente... y sobre todo, cómo.

Esto se parece cada vez más a un libro de Philip K. Dick.
De todo lo que sabemos, de todo lo que somos, ¿que es relamente real?

Una nota final. Si hay melómanos entre vosotros, permitid que os recomiende algunas otras joyas musicales que, como el Alchemy, deben figurar en vuestra colección aunque escuchar música no sacra esté penado por la ley: no os perdáis el Live in Hamburg (1979) de Supertamp, el If you want hemoglobine you've got it (1978) de AC/DC y el imprescindible Rufus does Barbra at Carnegy Hall (2007), de Rufus Wainwright.

Herbert West
Asilo de Lunáticos de Miskatonic

Escrito por Cels McClane a las 17 de Febrero 2009 a las 04:40 PM