20 de Junio 2013

El Hombre de Acero

Sabéis que pertenezco a la raza de papis tolerantes. Que cuando los papás fundamentalistas echan pestes de Dragon Ball, Hora de Aventuras o Shin Chan, intento transmitir moderación y un 'no hay para tanto' que comparte mucha gente conmigo.

A partir de aquí, puedo explicarme:
El Hombre de Acero no es una película para niños pequeños. Ni para niños en general. Os aviso como padre, porque hay tal desparrame de efectos sonoros y tanto artificio de pelea descomunal que a) podría aburrir b) podría asustar c) podría dejarlos un poco descolocados, sobre todo ante una actitud de Superman al final de la peli que me ha dejado patidifuso incluso a mí (sí, a míster zombie-casquería-streetfighter-tiroteo-lover-EVER).

Si me he equivocado, os pido disculpas.
Los niños no se traumatizarán, que están curtidos de todo, pero si en la sala de al lado echan Monster University, quizás habría que pensárselo. ^__^

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Creo que una película es buena o te llega a la fibra sensible cuando la ves una vez y otra y otra. El Hombre de Acero no me va a hacer falta verla más. En cambio, con los Superman de Donner y Lester (I y II), siempre me vuelvo a quedar pegado a la pantalla.

Las escenas de Clark Kent tienen mucho carisma y están tratadas con ese maravilloso toque cotidiano Kansas que emociona de verdad. Además, si hay algo que mola realmente de este Superman, es que Diane Lane sea tu mami.
La emoción se diluye cuando Superman se pone el traje porque, oh sí, vuela de forma muy espectacular y asombra bastante, pero lo hace causando tanto ruido (literal) que acabas viendo al personaje de la misma forma que ves pasar un coche de fórmula 1 desde tu asiento en un Gran Premio. Fuuuuuuummmmm. Vuela, pega, destruye, lucha a supervelocidad. Cuando ha pegado un guantazo, piensas: ¿cómo lo ha hecho?
Y así toda la película.

Hay algún gran momento bien coreografiado, buenos hallazgos visuales, detalles que están muy bien integrados, incluso a veces flota en el aire como si lo hubiera dibujado Neal Adams... pero el alma de la película, del personaje, no está en la lucha contra los tipos esos que han venido a cargarse lo que quedó en pie después de Independence Day, sino en las escenas de Smallville y en el viaje de auto-descubrimiento de Clark/Superman.

Y veréis que algunas, bastantes, escenas están calcadas de otras películas: desde los asombrados terricolas viendo en la tele cómo se desarrolla la invasión, hasta ataques aéreos contra naves situadas en la perpendicular de una ciudad, pasando por naves filmadas con la técnica acerco la cámara en plan Galáctica o ese abuso de la cámara al hombro que molesta un pelín.

No sé si es por la edad, pero ya cansa ver el mismo tipo de destrucción en el mismo tipo de ciudad. De hecho, convertir edificios en escombros ya debería ser un género en sí mismo. Y como diría Chemapamundi, en esta película, LA MUJER DE LA LIMPIEZA SE PONDRÁ FURIOSA.

Me ha dejado frío. Igual de frío que el personaje de Perry White, con CERO carisma. No creo que el cine de superhéroes deba derivar hacia este pupurri de cinemáticas de videojuego que, en lugar de dar espectáculo, saturan.

El Superman de Donner no ha sido superado. Eso o me hago viejo. Pero en Los Vengadores no me pasó nada parecido; al contrario, disfruté mogollón. ¿Qué es lo que falla? :)

Ale, no refunfuño más. No es que me haya vuelto gruñón. Igual es que tenía grandes esperanzas en esta película... o hay una especie de sub-raza fan muy influenciada por el Superman de Donner.

Y un último apunte en el que hemos coincidido @capitanurias y yo en el pase de prensa: si han montado todo este espectáculo en una primera parte, ¿qué van a hacer en la secuela para superarlo?

Escrito por Cels McClane a las 5:04 PM | Comentarios (8)